Sobrevivo porque aprendí a olvidar,
A olvidar y a perdonar,
A pesar de lo inmerecido de ese perdón.
Sobrevivo porque solo la música es capaz
De hacerme recordar,
Instantes, diminutos instantes
En los que revivo el dolor y la tristeza,
Como una canción melancólica
Como la lluvia fina de un atardecer
En un momento se apaga
Y sigo viva, viva y entera,
Porque aprendí a olvidar,
A olvidar y a perdonar.