En estos días festivos, hay algo que valoro casi tanto como disfrutar de la compañía de mis familiares y amigos, y es disponer de esos pequeños momentos conmigo misma, sin condiciones, sin ansiedad por ganarle al día unos minutos para volver a mi base y recargar baterías, para gozar il dolce far niente. Esos instantes maravillosos de soledad elegida y deseada, casi robada a quienes me reclaman, mal interpretada por quienes no la necesitan ni comprenden.
Enormemente agradecida a todos con quienes comparto mi vida, porque sin ellos, estos momentos no tendrían ningún sentido; y porque con ellos, continuamos sumando gratos recuerdos a la Navidad.